Enfermedad de Parkinson

¿Qué es la enfermedad de Parkinson?

El párkinson es una enfermedad neurodegenerativa producida por la muerte de neuronas de la sustancia negra, que producen dopamina. La dopamina es un neurotransmisor importante en el circuito de los ganglios basales, cuya función primordial es el correcto control de los movimientos. Cuando hay una marcada reducción del nivel de dopamina, se altera la información en el circuito de los ganglios basales y esto se traduce en temblor, rigidez, lentitud de movimientos e inestabilidad postural, entre otros síntomas. Además de estos síntomas motores típicos descritos anteriormente, también aparecen asociados otro tipo de síntomas no motores; los más conocidos son: depresión, reducción del olfato, estreñimiento y trastornos en la conducta del sueño.

El párkinson es una enfermedad crónica y afecta de diferente manera a cada persona que la padece. La evolución puede ser muy lenta en algunos pacientes y en otros puede evolucionar más rápidamente.

Síntomas e indicadores

  • Temblores: Lentos y rítmicos. Predominan estando en reposo y disminuyen al hacer un movimiento voluntario. No necesariamente los presentan todos los pacientes.
  • Rigidez muscular: Resistencia a mover las extremidades, hipertonía muscular.
  • Bradicinesia: Lentitud de movimientos voluntarios y automáticos. Falta de expresión de la cara. Escritura lenta y pequeña (micrografía). Torpeza manipulativa.

 

  • Anomalías posturales: Inclinación del tronco y la cabeza hacia delante. Codos y rodillas están como encogidos.
  • Anomalías al andar: Marcha lenta, arrastrando los pies. A veces se dan pasos rápidos y cortos (festinación), con dificultad para pararse. Episodios de bloqueo (los pies parecen que están pegados al suelo).
  • Trastorno del equilibrio: Reflejos alterados, fáciles caídas.
  • Trastornos del sueño: insomnio para coger el primer sueño, sueño muy fragmentado en la noche, despertarse muy temprano y no volver a dormirse, pesadillas vívidas, gritos nocturnos, somnolencia diurna…

Problemas asociados

  • Dolores de tipo muscular o articular.
  • Fatiga, agotamiento fácil, cansancio crónico.
  • Estreñimiento.
  • Falta de control de la orina (incontinencia).
  • Problemas sexuales: generalmente falta de deseo sexual, impotencia o frigidez, aunque también se puede dar justo lo contrario: excitación excesiva de deseos sexuales o eyaculación retardada o retrógrada.
  • Trastornos depresivos y aislamiento social.
  • Sudoración excesiva y crisis de seborrea.
  • Trastornos respiratorios.
  • Trastornos de la deglución (se traga mal y solo semi-líquidos).
  • Trastornos oculares: sequedad de ojos, picor, visión doble, falta de enfoque visual.
  • Enlentecimiento de las funciones psíquicas (bradifrenia).

 

Señales de alarma

Al principio de la enfermedad no es nada fácil de diagnosticar porque los síntomas son leves, poco específicos y pueden llevar a confusión. La primera fase del párkinson no suele presentar todos los síntomas corrientes y típicos, por ejemplo el temblor y la rigidez. A menudo el inicio de la enfermedad se manifiesta como:

 

  • Dolores articulares pseudo-reumatológicos.
  • Cansancio (que se suele achacar al exceso de trabajo, etc.)
  • Arrastrar un pie.
  • Dificultades al escribir (letra pequeña e ilegible).
  • Cuadro depresivo de larga duración.

 

Fases de la enfermedad

Hohen y Yhar establecieron los 5 niveles (“estadios”) clásicos de progresión de la enfermedad de Parkinson. Hay que hacer hincapié de nuevo, en que ni mucho menos, todos los pacientes que la sufren van a evolucionar hasta los últimos niveles:


  • Estadio 1: Síntomas leves, afectan solo a una mitad del cuerpo.
  • Estadio 2: Síntomas ya bilaterales, sin trastorno del equilibrio.
  • Estadio 3: Inestabilidad postural, síntomas notables, pero el paciente es físicamente independiente.
  • Estadio 4: Incapacidad grave, aunque el paciente aún puede llegar a andar o estar de pie sin ayuda.
  • Estadio 5: Necesita ayuda para todo. Pasa el tiempo sentado o en la cama.

Tratamiento

  • Fármacos dopaminérgicos (incluida la levodopa): una clase de fármacos de acción similar a la dopamina.
  • Inhibidor de descarboxilasa: un fármaco que se utiliza con levodopa para tratar los síntomas de la enfermedad de Parkinson.
  • Agonistas de la dopamina: son una clase de fármacos que se unen a los receptores de dopamina e imitan la acción de esta.
  • Anticolinérgicos: una clase de fármacos que relajan la musculatura lisa y se utilizan principalmente para tratar el temblor en la enfermedad de Parkinson.
  • Inhibidores de MAO-B: una clase de fármacos que se utiliza para tratar todos los síntomas de la enfermedad de Parkinson. Estos fármacos bloquean una enzima que degrada la dopamina, permitiéndole permanecer más tiempo en el receptor.
  • Inhibidores COMT: son una clase de fármacos que se unen a los receptores de dopamina e imitan la acción de esta.

 

El tratamiento quirúrgico de la Enfermedad de Parkinson se inició en los años 50 y se abandonó prácticamente con la introducción de la levodopa. Más tarde, en los años 80 se reinició debido a las complicaciones del tratamiento con levodopa a largo plazo. La cirugía de Parkinson se realiza mediante una lesión (talamotomía o palidotomía), o bien con técnicas de estimulación profunda (del tálamo, del subtálamo o del pálido). Actualmente, las más utilizadas son las técnicas de estimulación. No obstante, no todos los pacientes son buenos candidatos a cirugía de Parkinson.

 

El tratamiento quirúrgico está indicado cuando los síntomas motores (temblor, discinesias, alteraciones de la marcha, rigidez, bradicinesia) no pueden ser mejorados suficientemente con el tratamiento farmacológico.

 

Talamotomía. Es la destrucción quirúrgica de las células de una parte del cerebro llamada Tálamo. Es una lesión irreversible con efectos secundarios permanentes que, en ocasiones, puede tener efectos adversos que alteren otras funciones como la capacidad de hablar o la de moverse. Se realiza únicamente en un lado del cerebro. Entre 1946 y 1967 se realizaron más de 210.000 talamotomías.

 

Palidotomía. Es la destrucción quirúrgica de células específicas de la parte del cerebro llamada Globo Pálido. Es también una lesión irreversible utilizada en casos de Enfermedad de Parkinson grave que no responde al tratamiento farmacológico. En ocasiones, requiere una segunda intervención para conseguir los resultados que persigue. Esta intervención se puede realizar de manera bilateral, es decir, en ambas partes del cerebro. Entre 1985 y 1995 resurge la cirugía lesional funcional estereostática (palidotomía y talamotomía), aplicada a pacientes con Enfermedad de Parkinson grave.

 

Estimulación cerebral. La terapia de estimulación cerebral profunda (DBS Therapy) es un tratamiento quirúrgico que puede reducir algunos de los síntomas asociados a la enfermedad de Parkinson. Esta terapia ajustable y, si es necesario, reversible, usa un dispositivo implantado que estimula eléctricamente el cerebro bloqueando las señales que causan los síntomas motores incapacitantes. DBS Therapy utiliza un dispositivo médico implantado quirúrgicamente, similar a un marcapasos cardíaco, para administrar estimulación eléctrica en áreas muy definidas del cerebro.

 

La estimulación de estas áreas bloquea las señales que causan los síntomas motores incapacitantes de la enfermedad de Parkinson. La estimulación eléctrica puede ajustarse de forma no invasiva para aumentar al máximo los beneficios de la terapia. Como resultado, muchas personas logran tener un mayor control sobre los movimientos de su cuerpo.

El ejercicio físico está demostrando ser muy eficaz para el tratamiento de los síntomas motores de la enfermedad de Parkinson, principalmente el equilibrio y la postura. El tratamiento de la enfermedad de Parkinson además del tratamiento farmacológico debe ir siempre acompañado del no farmacológico.

 

Dentro de estas terapias no farmacológicas podemos encontrar:

 

Atención Logopédica: rehabilitación integral de la comunicación, deglución y escritura de los afectados de párkinson dirigida a retrasar la dependencia y evitar el aislamiento social. Dentro de los objetivos de esta terapia destacamos:

  • Mejorar el tono de voz, el habla y la respiración.
  • Facilitar una masticación segura.
  • Evitar atragantamientos.
  • Disminuir el exceso de salivación.
  • Reducir la inexpresividad facial.
  • Proporcionar métodos alternativos de comunicación.
  • Corregir la letra (micrografía).

 

Terapia ocupacional: dirigida a fomentar la integración y autonomía de las personas con párkinson en el desempeño de actividades de la vida cotidiana, adaptando su entorno y ayudando a mantener las funciones cognitivas básicas. Cuyos objetivos básicos son:

  • Facilitar la autonomía en actividades de la vida diaria: comer, vestirse, asearse, utilizar el transporte público…
  • Creación de un entorno accesible y seguro en el domicilio.
  • Mantenimiento de funciones cognitivas, como la atención o la memoria, y de habilidades manipulativas.

 

Fisioterapia: dirigida a mejorar el estado físico y retrasar la progresión de los trastornos motores de la enfermedad de Parkinson, permitiendo mayor grado de autonomía para realizar actividades cotidianas que impliquen movilidad (levantarse, asearse, vestirse, pasear…). Cuyos objetivos principales son:

  • Mantener y mejorar la movilidad, el equilibrio y la coordinación.
  • Prevenir caídas.
  • Reducir el dolor y la rigidez.
  • Rehabilitar la marcha y superar bloqueos.
  • Reeducar la postura.
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